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miércoles, 21 de junio de 2017

ACTOS, EUCARISTÍA Y VIGILIA DE ORACIÓN CON LA CRUZ DE LAMPEDUSA


La Cruz de Lampedusa perteneció a una barca en la que viajaban unas 500 personas, desde la costa norte de África hasta la isla de Lampedusa en Italia. La embarcación naufragó, falleciendo más de trescientas personas que huían de situaciones de violencia, pobreza, hambre, persecución… en busca de una vida más digna. Pero no son los únicos que han fallecido en esas circunstancias. Cada año mueren miles de seres humanos que buscan una solución a su sufrimiento. La Cruz de Lampedusa también los representa y nos recuerda que hoy en día, aunque no aparezca en los medios de comunicación, todavía siguen desapareciendo en trágicas circunstancias millones de migrantes. Por este motivo, desde la Parroquia de Ntra. Sra. de La Asunción y en colaboración con Cáritas se han organizado tres actos simbólicos muy representativos: acogida, Eucaristía y vigilia de oración y adoración de la Cruz.





La Cruz de Lampedusa es una iniciativa que surgió a raíz de la tragedia de la isla de Lampedusa, en la que fallecieron 366 personas. Fue realizada por el artista Francesco Tuccio, mide más de dos metros de altura y está construida con restos de madera de las embarcaciones de inmigrantes y refugiados, hundidas en las costas de la isla Lampedusa. En 2014 recibió la bendición del Papa Francisco y se ha convertido en un símbolo universal de solidaridad hacia los inmigrantes y refugiados.
  
Papa Francisco en Lampedusa:

“Pero yo querría que nos hiciéramos una tercera pregunta: “¿Quién de nosotros ha llorado por este hecho y por hechos como éste?”. ¿Quién ha llorado por la muerte de estos hermanos y hermanas? ¿Quién ha llorado por estas personas que estaban en la barca? ¿Por las jóvenes mamás que llevaban a sus niños? ¿Por estos hombres que deseaban algo para sostener a sus propias familias?




Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia del llorar, del “padecer con”: ¡la globalización de la indiferencia nos ha quitado la capacidad de llorar!” Mujeres, hombres y niños/as de todo el mundo se ven obligados a abandonar sus hogares por la violencia, la persecución, los desastres naturales y los provocados por el hombre, el hambre y muchos otros factores. Su deseo por escapar al sufrimiento es más fuerte que las barreras que se alzan bloqueando su camino. La oposición de algunos países a la migración de los desplazados forzosos no podrá impedir que aquellos que padecen un sufrimiento insoportable abandonen sus hogares.


































Perdón Señor por la indiferencia hacia tantos hermanos y hermanas que sufren y mueren sin que hagamos nada por remediarlo, ni siquiera una oración…

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